La cara visible de La Pilar, uno de los locales más emblemáticos de la noche linense, cambiará desde hoy su lado de la barra. Pilar García, tabernera de este bar desde hace 22 años, se prejubila y ayer lo celebró durante todo el día junto a sus clientes de toda la vida, que sobre todo son amigos que han pasado a lo largo de todo este tiempo por su local.
"El bar no cierra. Seguirá abierto con el mismo nombre pero sin mí. He decidido prejubilarme después de más de 22 años de tabernera", explica Pilar, que de todo este tiempo trabajando y viviendo, sobre todo, de y en la noche, hace un balance "positivo". "Estoy un poco cansada de trabajar, no de la noche, sino de trabajar. Han sido 22 años aquí y otros 20 en Telettra, más de 42 años. Creo que ya he cumplido bastante. He cotizado bien para lo que me va a quedar", indica.
La Pilar estuvo 15 años en la calle Sol, pero tiraron el edificio y se trasladó al local en el que está en la actualidad, en la calle López de Ayala. "Llevamos unos siete más donde estaba El Caliche, de Pepe Barreno".
Pilar, fiel aficionada a la Balona y que siempre ha estado muy vinculada al club, afirma que su vida no cambiará mucho, sólo que ahora tendrá más tiempo. "Seguiré haciendo lo mismo pero sin preocupaciones ni horarios. Tendré más tiempo para mis aficiones, para mis amigos y sobre todo para mí misma. Yo voy a seguir igual, no va a cambiar mi vida. Lo único que cambiará es que cuando me levante no tenga que ir al bar a limpiar, o que por la noche tenga que venir a abrir... La hostelería es muy esclava. Todo el mundo que tiene un bar o un negocio de cara al público tiene un horario estricto y debe tener una disciplina, si no, no funciona".
Pese a que todo el mundo dice que tener un bar de copas, como es el caso de La Pilar, es un negocio arriesgado y volátil, Pilar García afirma que le ha ido "muy bien" durante estos 22 años. "A mí me ha ido muy bien, no me quejo. Me siento una persona afortunada", explica esta tabernera, como ella mismo se considera, que también se queda con la gente que ha pasado y se ha quedado en su bar. "No estoy feliz sólo porque haya vivido 22 años del bar, sino también por la cantidad de gente que me ha apoyado, me apoya y que he conocido. Eso es lo que me llevo de estos 22 años, el cariño de la gente, que para mí es muy grande".
Pilar, fiel aficionada a la Balona y que siempre ha estado muy vinculada al club, afirma que su vida no cambiará mucho, sólo que ahora tendrá más tiempo. "Seguiré haciendo lo mismo pero sin preocupaciones ni horarios. Tendré más tiempo para mis aficiones, para mis amigos y sobre todo para mí misma. Yo voy a seguir igual, no va a cambiar mi vida. Lo único que cambiará es que cuando me levante no tenga que ir al bar a limpiar, o que por la noche tenga que venir a abrir... La hostelería es muy esclava. Todo el mundo que tiene un bar o un negocio de cara al público tiene un horario estricto y debe tener una disciplina, si no, no funciona".
Pese a que todo el mundo dice que tener un bar de copas, como es el caso de La Pilar, es un negocio arriesgado y volátil, Pilar García afirma que le ha ido "muy bien" durante estos 22 años. "A mí me ha ido muy bien, no me quejo. Me siento una persona afortunada", explica esta tabernera, como ella mismo se considera, que también se queda con la gente que ha pasado y se ha quedado en su bar. "No estoy feliz sólo porque haya vivido 22 años del bar, sino también por la cantidad de gente que me ha apoyado, me apoya y que he conocido. Eso es lo que me llevo de estos 22 años, el cariño de la gente, que para mí es muy grande".
La Pilar será regentado ahora por Carlos Macías. "El local va a seguir con el nombre de La Pilar y espero que siga funcionando. Carlos es una buena persona, un tío trabajador y una persona con muchas ilusiones y con muchas ganas de que esto siga adelante con el nombre de La Pilar, pero con su estilo y su personalidad, por supuesto".
"Me quedo con la gente, con todo el cariño que me han dado y con todas las vivencias que he tenido. He disfrutado mucho de mi trabajo, porque aparte de trabajar me he divertido con mi gente. Esto es un bar muy pequeñito, acogedor, y hay gente que llegaba y en dos o tres días ya cogías amistad. Eso es la tónica de estos 22 años. Me voy con la alegría del cariño de mi gente y que he disfrutado mucho", reitera Pilar García, a la que sus amigos podrán seguir viendo cuando quieran a pesar de no estar a partir de ahora cada día en su emblemático bar. "Yo seguiré saliendo por la noche porque me gusta mucho el cachondeo. Pero saldré cuando me apetezca y mis amigos me podrán ver en la calle, no sólo en el bar; quedaré con ellos cuando quieran. Mis amigos son mis amigos, mis compañeros mis compañeros y mis conocidos mis conocidos. Eso es ley de vida. Hay gente con la que me tomaré una copa o un café y con otros, los que menos simplemente me saludaré", sentencia.
"Me quedo con la gente, con todo el cariño que me han dado y con todas las vivencias que he tenido. He disfrutado mucho de mi trabajo, porque aparte de trabajar me he divertido con mi gente. Esto es un bar muy pequeñito, acogedor, y hay gente que llegaba y en dos o tres días ya cogías amistad. Eso es la tónica de estos 22 años. Me voy con la alegría del cariño de mi gente y que he disfrutado mucho", reitera Pilar García, a la que sus amigos podrán seguir viendo cuando quieran a pesar de no estar a partir de ahora cada día en su emblemático bar. "Yo seguiré saliendo por la noche porque me gusta mucho el cachondeo. Pero saldré cuando me apetezca y mis amigos me podrán ver en la calle, no sólo en el bar; quedaré con ellos cuando quieran. Mis amigos son mis amigos, mis compañeros mis compañeros y mis conocidos mis conocidos. Eso es ley de vida. Hay gente con la que me tomaré una copa o un café y con otros, los que menos simplemente me saludaré", sentencia.